Imaginen, por un momento, sobre lo que pasara si alguien naciera viejo y conforme van pasando los años, en lugar de morir pronto como muchos supondrían, lo que haría es persona en particular sería ir poniéndose más joven y revitalizada, de modo que hacia el final de sus días, volviera a lo que se suponía debía de haber sido su estado inicial, para así morir por fin.
Esta es la historia de The Curious Case of Benjamín Button, una historia corta de F. Scout Fitzgerald, y que fue adaptada al cine por Eric Roth, y dirigida por el afamado David Fincher.
Benjamín Button (Brad Pitt), es el protagonista de la historia en la que vemos a un niño, con apariencia de monstruo, motivo por el cual es abandonado por su padre a las puertas de un hogar para ancianos. Ahí será adoptado por Queenie, una vivaz mujer que lo criará y educará, y será la primera en atestiguar como se desenvuelve el sorprendente milagro que Benjamín es.
Por supuesto, Benjamín irá recolectando experiencias poco a poco, y empezando a conocer gente, la misma que poco a poco irá dejando marcas en su existencia. A temprana edad (recuerden que aún mantiene su look de viejo), conoce a la que será el amor de su vida, Daisy (Cate Blanchett), una vivaz niña, con la que luego cruzará caminos varias veces, hasta el momento final en que por fin realicen su romance.
La película en cuestión es digna de verse por los temas que plantea, y el hecho de hacernos reflexionar –realmente- sobre lo fugaz del tiempo, así que la moraleja vendría siendo algo así como que debemos hacer, y disfrutar, todo aquello que podamos en el momento de ahora, ya que ineludiblemente el fin de casi todo está ineludiblemente marcado.
Una asombrosa puesta en escena, y varios secundarios de lujo. Lastimosamente y a pesar de la buena actuación de
La cinta sirve además para dar un repaso visual sobre casi todo el siglo XX e incluso el comienzo de este nuevo siglo XXI. La película si tuvo un bonus para mi y fue la interpretación de Tilda Swinton, como la primera amante de Benjamín. Esta es una artista que por si sola eleva el nivel de cualquier película en la que participe, y es una de las últimas ganadoras de un Oscar que realmente se lo merece. Buen esfuerzo de David Fincher, aunque saltan a la vista un poquito –o mucho, dirían otros- los paralelos con la ya clásica Forrest Gump.
En fin, para mi la película se deja ver, y es una buena recomendación, aunque una vez más debo dejar en claro mi gran decepción con