
Tom Hooper ("El discurso del Rey), nos brinda la adaptación a la pantalla grande del musical que está a si vez basado en la celebérrima obra de Victor Hugo "Los Miserables". Una vez más atestiguamos la vida de nuestro héroe Jean Valjean (Hugh Jackman), desde los infiernos de la prisión, pasando por su redención hasta el término de su vida, habiendo justificado plenamente la bondad con la que fue agraciado en un momento decisivo de su vida.
Valjean tiene que escapar de la trampa de la libertad condicionada (la que lo reduce a la categoría de un paria), para tratar de rehacer su vida; sin embargo, el asedio y persecuciín implacable de su némesis el inspector Javert (Russell Crowe), impide vez tras vez y a lo largo de décadas que Valjean alcance su objetivo, es en uno de estos trances que nuestro héroe, adoptará a Cossette (Amanda Seyfried), como expiación por la desgracia acontecida a una de sus trabajadoras, Fontine (Anne Hathaway) quien se viera forzada a la prostitución luego de ser despedida de la fábrica de Valjean.

Como siempre que he visto adaptaciones en el cine y la televisión de
esta obra, esta no ha sido menos en lo que se refiere a emocionarme
hasta el punto de las lágrimas con las desgracias acontecidas a los
principales personajes de la obra. Destacan para mi los solos de Anne
Hathaway (quien según mi opinión ganó con justeza el Oscar a la mejor
actriz secundaria), el de Jean Valjean, y también los de Eponine
(Samantha Barks) y el de Marius (Eddie Reymaine). Una ambientación
exquisitamente lograda y que para mi ha alcanzado el tono épico que una
producción de esta naturaleza merece. Mención aparte para la
introducción del filme que destaca por la manera de introducirnos a la
historia.
Lastimosamente hay personas a las que definitivamente no les gustan los musicales, y creo que serán las únicas en denostar y/o pasar de largo por el film. A mi que no tengo ese problema la película me ha dejado fascinado y asombrado además con la versatilidad actoral de Hugh Jackman.
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