The Wrestler

Randy "The Ram" Robinson (Mickey Rourke), es una estrella de la lucha que ha tenido su pico allá en los ahora lejanos 80's, y que ahora sobrevive apenas en presentaciones en rings de tercera y cuarta en los que aún entretiene a una fanaticada fiel. Así comienza la última película de Darren Aronofsky, que nos retrata en esta simple historia la decadencia de una estrella de la lucha.


Randy, ahora apenas puede mantener, su estilo de vida, sin embargo, disfruta del hecho de haber tenido su momento de gloria en algún punto de los 80's cuando enfrentó a su rival más celebrado, y justo cuando espera reeditar ese encuentro, sufre un ataque cardíaco el cual según los médicos, deberá alejarlo para siempre del ring.




Lo que vemos a continuación es la lucha de Randy para tratar de sobrellevar su vida lo mejor posible y tratar de encontrar un nuevo trabajo, que le ayude a pagar sus gastos, en su esfuerzo por rehacer su vida trata de profundizar los lazos que mantiene con una stripper de nombre Cassidy (Marisa Tomei), la que al igual que el protagonista ve que también sus días de gloria están por acabar, pero ella a diferencia de Randy, parece tener mejor controladas sus finanzas.


En su soledad, el ahora envejecido luchador también trata de reconectarse con su hija Stephanie (Rachel Evan Wood), a la que abandonara hace tiempo. Y hace sus mejores esfuerzos por lograrlo.


Esta película es otra gran adición de Aronofsky, que en un relato simple y sencillo nos cuenta la decadencia de un hombre, y nos hace sentirnos empáticos con él, a su modo es un buen hombre, que no ha sabido medir las consecuencias de sus actos tanto en el nivel económico como sentimental. y que ahora se enfrenta a un gran dilema, seguir haciendo lo que le gusta a riesgo de sufrir una muerte (física) repentina, o tratar de cuidar su salud a costa de ir matando cada día lo poquito de orgullo y satisfacción que le queda.


El mundo de la lucha libre queda retratado en su justa dimensión (al menos eso creo yo), ya que no es glorificado, pero tampoco vilipendiado. Se muestra que las peleas están coreografiadas, pero no por ello son menos violentas de lo que se ven o de lo que sienten los protagonistas de las mismas. En el ring las rivalidades parecen legendarias, pero en los camerinos los supuestos enemigos, son en realidad como cualquier otro grupo de colegas de trabajo.


Marisa Tomei hace un papel complementario al del personaje, pero yo la he sentido bastante indecisa en cuanto a sus sentimientos sobre Randy. Rachel Evan Wood también hace un excelente rol como la hija lesbiana de Randy, y brilla en los pocos momentos en que su personaje aparece en pantalla. Se nota que en el fondo es una niña muy herida por el abandono paterno y que lucha tanto como Randy para lograr esa conección que indudablemente ansía, aunque siempre con el temor de ser defraudada de nuevo.




La música de los 80's (no podía ser de otra manera), es una gran acompañante de esta cinta, que lo confieso me ha dejado con los ojos húmedos, y preguntándome acerca de si yo tomaría una decisión similar a la de Randy de verme en una situación parecida a la de él. El final no solo es un gran desafío a la vida, lo es también a la muerte.