La película en cuestión (Wild Hogs, título original), nos muestra a cuatro tipos que atraviesan la crisis de la edad madura, y tratan de emprender un viaje desde el este de los Estados Unidos, hasta la lejana y alocada California, en un intento desesperado de romper la monotonía y el cuasi-fracaso de sus respectivas vidas. Así tenemos a Doug (Tim Allen) un dentista de los suburbios al que su familia cuida demasiado, y que se desespera por volver a las locuras de su juventud; a Bobby (Martin Lawrence), quien es mangoneado por su esposa regañona y que está resignado a un trabajo nada gratificante; a Woody (John Travolta), a quien su esposa lo ha mandado de paseo, y que por ese problema ha descuidado su trabajo al punto de no quedarle nada, excepto convencer a sus compañeros de hacer un viaje y retomar el espíritu aventurero que alguna vez los caracterizara; y finalmente a Dudley (William H. Macy), un programador de computadoras, con cero habilidades para buscar la media naranja de su vida.
Los cuatro héroes toman camino, se cruzan con los malos, provocan accidentalmente una catástrofe en el bar de los malos, son perseguidos por éstos. Mientras tanto, gracias a un contratiempo, por el que se quedan en un pueblo vecino, nuestros héroes traban amistad con los lugareños, sin saber que la banda de Del Fuegos los anda buscando para aniquilarlos.
Si bien la película en cuestión, no se compara en calidad a casi ningún clásico que haya tomado como sujeto la crisis de la edad media, se las arregla increíblemente para por lo menos hacernos pasar buenos momentos de diversión, a pesar de los clichés, que abundan en la misma, el guión: cuatro amigos en busca de la juventud e identidad perdida, se embarcan en viaje de aventuras. Los paisajes e inevitables lugares comunes en la carretera: con vistas y panoramas bellos eso sí. La confrontación con un oponente formidable y la resolución: no podían faltar en forma de una banda de motociclistas reales que andan en busca de venganza, los que amenazan con destruir al pueblo que cobija a los cuatro aventureros.
Repito, a pesar de todos los lugares comunes, la cinta nos muestra a un elenco increíblemente bien ensamblado, brindando cada uno lo suyo, sin sobresalir excesivamente, ni andar por debajo del nivel de los otros. Las risas ocasionadas por la cinta son bastante frecuentes, y eso ya de por sí es algo para agradecer, porque hoy en día son muchas las cintas que lo intentan con resultados patéticos (¿Alguien se rió acaso viendo “Una loca película épica” –Epic Movie-?). Me gustó mucho la aparición de Marisa Tomei, como el interés romántico de Dudley, además hay un montón de otros cameos que no quiero detallar acá para no arruinar la sorpresa, pero no voy a dejar de mencionar eso sí, la aparición final del gran Peter Fonda, reprisando el tipo de rol que lo hiciera ya famoso en la mítica Easy Rider.
Allen y Travolta con la vena cómica que los caracteriza, Lawrence, sin sobreactuar, y William H. Macy llevándose los mejores gags visuales, son un deleite de admirar y contemplar, eso sí la resolución de la cinta fue algo floja y desabrida para mi gusto, pero en fin, al final estaba tan cansado de reír, que ese detalle ya no me importó tanto.
La última adición a la franquicia de acción de Bruce Willis, nos entrega (a juicio personal mío), la mejor película del verano estadounidense de este año. Olvídense de Spider-Man 3 o de la tercera parte de la saga de los piratas, esta es la película, una secuela, la que realmente entrega aquello que requiero de cada película: Magia.
John McClane (Bruce Willis), es asignado a último momento para escoltar a un hacker, el que debe ser interrogado sobre un misterioso apagón de los sistemas de la división de ciber-seguridad del FBI. Es entonces cuando se ve envuelto de lleno en acción mortífera al tratar de salvar la vida del muchacho Matt Ferrell (Justin Long), quien es perseguido para ser asesinado, todo para cubrir las huellas de la mente maestra (Timothy Oliphant) que a través de la toma de los sistemas informáticos crea caos en los EE.UU., todo con el propósito de aprovechar el mismo para escullirse con cantidades inmensas de dinero.
Como es característico en esta serie, la acción casi nunca decae, y nos atrapa y envuelve casi de principio a fin, mostrándonos una sinfonía de acción combinada entre la real (ejecutada por diestros dobles), y por supuesto con la ayuda de gràficos CGI, en una interacción que difícilmente podemos notar (al menos, no en la primera exhibición). Bruce reprisa su rol, esta vez sin cabello, con la sabiduría y calma que le dieran las experiencias anteriores, pero también con la amargura de saber que su estilo de vida ha deshecho su familia, y es con su hija con la que al menos desea desesperadamente mantener su relación. Justin Long, quien interpreta al hacker, es un actor que se las arregla para seguirle el paso a McClane, sin resultar un personaje odioso o estorboso, y es quien le da las suficientes pistas a McClane para que éste se las arregle casi por si solo para ir desbaratando los planes del villano de turno. Buenas escenas que lo mantienen a uno con la respiración cortada y tratando de anticipar la manera en que nuestro viejo héroe salvará su vida y desbaratará los planes siniestros.
Me asombró sobre todo, saber que el director de este film es Len Wiseman, el responsable de las dos cintas de “Underworld”. El estilo que empleó al filmar esas cintas no era para nada parecido a lo que uno estaba acostumbrado en la serie de Duro de Matar, afortunadamente el director respetó las claves básicas, y la mitología de la serie para componer una adición muy honrosa a la franquicia, Sorprende también que Bruce Willis a la edad de 52 años, parezca estar en mucha mejor forma que en las películas anteriores. Algo que es de agradecer, es la inclusión de la famosa línea de McClane siempre que se despacha al villano principal.
Ahora, no digo con esto que esta es una película excepcional, porque casi ningún film de acción sigue la lógica del mundo real, y fallos hay muchos si vamos a fijarnos bien, como por ejemplo, el personaje interpretado por Kevin Smith, un nerd que vive en el sótano de la casa materna, por muchos generadores que tenga, si medio país anda con las luces apagadas, ¿Cómo es que se las arregla para hackear a nuestro villano invitado? Pero poniendo aparte detalles como éstos, queda el hecho de que por fin después de tanto tiempo hay una película que te mantiene hipnotizado frente a la pantalla, tratando de adivinar el destino tanto del héroe como el del villano, con unas secuencias de acción, que aunque parezcan exageradas, sirven a la historia y no hacen otra cosa que aumentar el aura mítica de héroe de acción, que le corresponde a Bruce Willis.
10 Razones por las que no debes comprar DVD’s piratas
1) Por lo general están mal grabados. Bueno, te emocionaste viendo “Citizen Kane”, en un puestucho en la calle, lo compras, lo llevas a casa todo emocionado, preparas las pipocas, enchufas el DVD, pones a punto tus modestos parlantitos, para poder oír bien la cosa, y... todo funciona bien, la peli es una delicia, pero cuando nos aproximamos al climax de la película, resulta que empiezas a oír unos ruidos que parecen frenazos desesperados, con los cuales te puedes quedar sordo, y además la imagen se cuadricula y congela, hasta que el dichoso DVD no da ni atrás ni adelante, y la única opción es apagar todo y sacar el DVD, -para botarlo obviamente-, cuando lo vuelvas a encender, y mientras tanto no solo quedaste como un completo idiota, con toda la gente que invitaste a ver la peli, si no que peor, hasta ahora no sabes como acaba la condenada película.
2) Muchos de ellos están en formaro PAL Resulta que consigues por ahí una copia reciente de “Shawn of The Dead”, una peli inglesa, que toma el tema de los zombies, y lo mezcla con una comedia romántica. Sabes de dicha cinta, porque como buen internauta y cinéfilo no has dejado de notar las alabanzas que le hacen en varios lugares a la cinta, por eso llevas el disco a tu casa, saltando de alegría, lo pones en el aparato, te dispones a verlo y... horror de horrores, el disco está pirateado de una edición europea –obviamente-, allá donde predomina el formato PAL de televisión siendo así que acá en Bolivia, la mayoría de los televisores funciona con el formato americano NTSC. De paso el disquito descalibra tu DVD, el cual tienes que ajustarlo como puedas mientras la imagen en blanco y negro en la pantalla, da unos brincos de arriba hacia abajo, haciendo la tarea bastante penosa.
3) La carátula del DVD no corresponde con lo que está grabado en el disco. Andando, -¡de nuevo!-, por la calle no puedes dejar de notar que en un puestito están ofreciendo “The Creepshow”, una peli de terror, que siempre había querido volverla a ver, así que sin más pensarlo, procedí a comprar el disquito, -¿Casera, está bien grabado el disquito? -¡Si caserito, bien grabadito está! Con semejante garantía llevo el condenado disco a casa, lo pongo en el DVD, y voilá... Resulta que estaba super el disco, bien grabado, con menús impecables, sonido caché, y todo lo que quieran, pero... ¡la película era OTRA!
4) Las copias –de los discos originales- están incompletas. Una de las razones por las que me gusta comprar los DVD´s es por la versatilidad de los idiomas, como la mayoría de las pelis son de producción estadounidense, lo que me agrada de los DVD´s es que vengan con la opción de poderlos oír en el idioma original, así como de ver el subtitulado en el idioma inglés. Punto aparte es el de los extras que a veces le ponen a los DVD´s como comentarios (con su respectivo subtitulado). Pero bastante a menudo me encuentro, con que las copiecitas piratas, solo tienen el audio en español, -¡¿sin llevar el audio original?!-, o si tienen el audio original, el único subtitulado que le ponen es el de español. Digo yo, si están “duplicando” un disco original, que rayos les cuesta duplicarlo tal cual, pero no, es así como me tuve que resignar a ver “The Godfather”, con unas voces de gallego, que es como para suicidarse.
5) Pésima calidad de audio y video. Hubieron veces en que la prisa por ver algunas películas, en especial si sospechaba que la cinta no iba a llegar a las salas -que es donde las prefiero ver, al menos por primera vez-, en que me apresuré a comprar una copia, sólo para descubrir, que la copia en DVD, estaba tan mal, que tanto el audio como el video estaban con una calidad pésima. Tal vez eso se debe a que a veces manejan archivos originales que para mandarlos via internet a otros lados, proceden a rebajarla a la resolución del video, así como a una exagerada compresión del sonido. Además, la mayoría de las veces esta compresión también provoca un desfase bastante notorio entre la imagen y el audio, provocando en el espectador una molestia que es difícil de describir. No es la mejor forma de ver algo nuevo, pero ya está, ya metiste la pata.
6) Audio y video excelente, pésimo subtitulado. Creo que esto sucede, cuando los piratas han conseguido un master de DVD, -aún sin menús, o extras, o todo aquello que hace a un DVD oficial, y por supuesto la película solo consta de la imagen y el audio en inglés. Esto representa un problemita para los que venden los DVD´s truchos en los países de habla hispana –o portuguesa-, ¿y que es lo que hacen para salir del paso? Pues nada mejor que ponerle unos bonitos subtitulados artesanales, el detalle es que el encargado de ponerle los subtítulos sabe menos inglés que tú, y es así como en observas y oyes a un personaje mandarse tres párrafos en 20 segundos, y todo lo que puedes leer en el subtitulado es: “Bueno, está bien”, o mejor aún, ese subtitulado se congela y no se mueve de la pantalla, hasta que ha pasado una media hora, o finalmente evitan poner subtítulos del todo durante largos segmentos. Esto generalmente sucede con los últimos éxitos de Hollywood, así que he aprendido a refrenarme y no comprar lo “más nuevito y de estreno”.
7) No hay cambio ni devolución. Ya metiste la pata, compraste el disquito, y por cualquier motivo que tengas, y por mucho que lo intentes, tratar de conseguir una devolución de tu dinero o por lo menos un cambio, resulta una tarea imposible, He aquí una lista de excusas de los comerciantes: -Lo que pasa es que ya la viste, y ahora quieres ver otra gratis. -No, mi mercancía está garantizada, yo no vendo macanas. -¿Grabado en PAL?, no está en DVD -Este disco no es mi disco, de quien su disco será.
8) Copias de películas que no están completamente editadas. Tengo en casa por ahí, donde el increíble Hulk, salta y se pasea impúdicamente sin el famoso pantalón morado que lo caracteriza, es así que ahí puedes ver los grandes y verdes “cachetes” del gigante. Según me enteré luego es tal la prisa de los bucaneros del DVD, que se robaron una copia con los efectos sin terminar de “Hulk”, y es así que el trasero de Hulk debe haber sido visto en toda Latinoamérica. (¿Tengo que volver a decir que el subtitulado de esa película es horrendo?)
9) Se oye y se ve al público asistente a la proyección. También está por ahí en mi casa, una copia de “Kill Bill vol 2”, en la que puedes oír con claridad meridiana los comentarios chuscos de las personas que miran la película, mientras que el pirata de turno, estaba grabando la película, al parecer no muy atentamente, ya que un tercio de la pantalla está negro y los dos tercios restantes se ve parte de la película, al parecer el “cameraman” se durmió, y el encuadre quedó movido, y como la guinda del pastel se nota la silueta de los espectadores, que se levantan para ir al baño o tal vez salen para comprar más pipocas. (De nuevo, ¿tengo que decir que el audio y la imagen eran deficientes?)
10) Te venden formatos extraños como si fuera un DVD. Llevas el disco a tu casa, y ahí tu DVD no da ni para atrás ni para adelante, o hace de cuenta que no le has puesto ningún disco. Pones el susodicho en la compu, y recién ahí te das cuenta que lo que te han enchufado como un DVD, no es más que un disco vulgar y silvestre con formatos ajenos al del DVD. Pueden ser discos con compresión DivX, MP4, AVI, etc. etc., el quid del asunto es venderte algo a como de lugar. Si hay algo que no se les puede negar es el ingenio con el que logran embaucarte.
Después de pensar en todo lo anterior quise concluir esta lista con dos pequeños pero importantes apartados.
Dos razones por las que sigo comprando –aunque no debería- DVD´s truchos.
1) ¿Dónde más podría conseguir ciertos títulos? Lastimosamente hay títulos que solo en versión pirata los puedes conseguir, si fuera millonario me los mandaría a pedir al norte, pero la venta de ellos a un promedio de 25 dólares, o más si son ediciones “de lux”, o especiales, me inhibe de aventurarme en esas aguas. Y el correo no ofrece muchas grantía de que la mercadería llegue a destino.
2) ¡Porque llegado un determinado momento, me olvido de todas las razones citadas al comienzo!
Oscar Fernando, un joven de 23 años, Nanito para sus familiares y amigos, era un joven que vivía su vida como la de cualquier otro joven; con sueños, estudiaba y ya estaba próximo a concluir sus estudios, pero desafortunadamente, tuvo la desgracia de encontrar la muerte, a manos de unos pandilleros, quienes en su afán de robarle, le provocaron heridas mortales.
Me entristece y encoleriza el hecho. A pesar de que tal vez ese joven y yo nos cruzamos varias veces en la calle, no nos conocíamos en persona, pero, su trágico deceso, causó una profunda impresión primero en mi madre, quien fue la primera que me comentó el hecho inmediatamente después de haber observado el cadáver del joven en la calle, en momentos en que se aguardaba la llegada de la policía. Me entristece, porque la muerte de personas con potencial, en la plenitud de la vida, cuando aún son promesas, cheques en blanco de los que esperamos a veces cosas extraordinarias, es una pérdida total y completa, a diferencia de la suerte final de personas que por lo menos han tenido experiencias, que en este ejemplo Nanito y sus familiares jamás conocerán. Sus padres ya no se complacerán en los logros académicos y/o laborales, ya se les ha quitado el privilegio de ver crecer a los probables hijos de Nanito, y por mucho tiempo tendrán que aguantar una herida que ningún padre debería soportar, como es la pérdida de un hijo.
Me encoleriza el hecho de que jóvenes descarriados y truhanes, crean que pueden ir por la vida quitando valores y tomando vidas, de personas que absolutamente les han hecho nada malo y que sólo han tenido el infortunio de cruzarse con ellos. Para colmo, asombra como la ley representada por los fiscales, no actúa en forma más rápida y eficaz en contra de los delincuentes, propiciando así que a veces éstos salgan o al menos pretendan salir de la cárcel, como si todo lo que hubieran hecho fuera haber roto unos vidrios.
En fin queda el hecho de que al menos en este caso, nos han privado de una persona de bien, de alguien que pudo haber contribuido mucho más al arte, y al alma de nuestro país. Para finalizar, transcribo las dos poesías que están retratadas en la ilustración.
NUEVA ILUSION (15 de Julio de 1998)
Viví mi odisea pronto volví y todo era diferente creí estar en soledad pero me hacía falta mi nueva ilusión y todo plasmado en un verso sin el pasado de una ironía real me llama al mañana
SOÑÉ (4 de Agosto de 1998)
Un día soñé... que en mi oscura noche encontraba la luna el agua aún me mojaba el alma, pero la luna alumbraba mi vida
un día soñé... que en mi mar de sangre una mariposa me llevaba a volar dejando descansar mis sueños
un día soñé y todo sueño tiene un sol desperté era otra vez yo en un oscuro rincón llorando mi agonía en su memoria
Remy una rata que vive con su familia de roedores aspira a un futuro diferente, ya que se apasiona con su idolo de la TV el Chef Gusteau, cuyo lema es "cualquiera puede cocinar".
Su nueva aspiración -la de convertirse en un chef- no es vista con buenos ojos por su padre, quien le señala, que las ratas son ratas y los humanos -odiadores naturales de ellas- son solo los proveedores de los desperdicios de los cuales se alimentan.
En su afán de seguir su destino Remy, nuestra pequeña rata con aspiraciones de chef, provoca un desastre en la casa donde reside su clan, causando que todos los miembros huyan, y en la fuga, Remy se pierde en las alcantarilas y al final va a parar al restaurant del mismísimo Gusteau, donde entraba una amistad con el muchacho encargado de la limpieza de la cocina, un torpe Linguini, quien recientemente ha quedado huérfano, pero con muchos deseos de triunfar. Es así que se forma un equipo entre una rata con un talento culinario innato, y un joven que le sirve a modo de marioneta para lograr aquello que por su tamaño y apariencia de otro modo, le sería imposible lograr.
Por supuesto, hay villanos en la historia, Skinner el chef que quedó a cargo del restautant y que ni bien conoce a Linguini, siente por el un profundo desprecio. También está Anton Ego, un crítico de gastronomía, el mismo que provocara la pérdida de prestigio del restaurant de Gusteau. Y, por supuesto, también está Colette, una joven y atractiva cocinera, como el interés amoroso de nuestro inexperto Linguini.
La más reciente producción Disney-Pixar, para mi asombro otra vez se las ha arreglado para, no solo mantener el nivel de calidad en su producción, tanto en la parte visual, así como en la argumental, con una historia desarrollada en una Paris de animación que se confunde maravillosamente con la real, y del mismo maravilloso modo, los alimentos, parte principal de la cinta, son recreados de una manera perfecta, tanto, que uno casi puede sentir su aroma. Pero, sobre todo, destaca en la factoría Pixar el hecho de que se toman la molestia de construir unos argumentos meticulosos, matizados como no, con los acostumbrados gags visuales y sonoros, y sin tener para ello que recurrir a flatulencias o alusiones escatológicas.
La moral de la historia tiene que ver con que se puede abandonar el conformismo, y que con una gran dosis de determinación, una pizca de suerte y la pequeña ayuda de un amigo, se puede lograr el cambio que parecía increíble. Más increíble resulta aún, que jamás un adulto sentirá su inteligencia insultada o degradada, por haber tenido que llevar a un pequeño a ver la misma, ambos se divertirán por igual.
Nota excelente para Brad Bird, quien ya nos brindó las exquisitas películas "El gigante de Hierro" (The Iron Giant), y "Los Increíbles" (The Incredibles); la mejor película de Superman sin Superman, la primera, y una cinta que averguenza a otras que han tratado el tema de los superhéroes. Por lo mismo, sólo me resta rendir mi admiración a Brad y esperar con ansias su próximo trabajo.
Cuando era niño, comenzó mi pasión por el cine, primero me llevaban a él y casi en cuanto pude andar, ya hacía todo por estar dentro de una sala de cine. Recuerdo la primera película película que ví solo, era una producción rusa, que acá la titularon "Una niña busca a su padre", y trataba de la odisea de una pequeña niña buscando a su padre en los campos de batalla, a donde se habían llevado a su padre. Fue mi primera experiencia además con la devastación que deja la guerra en el campo, las ciudades y peor, en las personas. Lo curioso es que no recuerdo el final y si la niña consiguió o no encontrar a su padre.
Disfrutaba cada vez que iba a ver películas al cine, y mis padres, fanáticos ambos, nos permitían a mi y a mis hermanos ir tan seguido como pudiéramos, en especial a las matinales de los domingos, a las que asistíamos de una manera regular. Fui testigo de las "olas" de producciones, un tiempo estaban de moda las de vaqueros, otro las mexicanas, y se vino la ola de spaghetti western con las producciones españolas e italianas, y es en estas últimas donde Clint Eastwood que veía morir su carrera en los EEUU, saldría finalmente a la fama internacional. Luego se vinieron las de luchadores mexicanos, con Santo, Blue Demon, Huracán Ramírez y muchos otros más, luego las de monstruos gigantes japoneses, donde Godzilla hizo su aparición y pasaría a formar parte de la cultura pop. Cuando todo parecía estancarse, hicieron su aparición una sarta de películas hindús que nos hicieron reír, llorar y emocionarnos, para luego dar paso a la ola de películas chinas de artes marciales, género que alcanzaría recientemente con Ang Lee, el reconocimiento de la crítica especializada.
Así el romance con el cine, sus estrellas y todo lo relacionado, me doy cuenta hoy, que también andando el tiempo había formado un vínculo con las salas de cine donde iba a ver las cintas. Tanto es así que puedo acordarme de cada sala que he visitado en mi vida, y acordarme, si no de varias, por lo menos de una cinta que haya visto en determinada sala. Me acuerdo del olor caracterísco de la mayoría de los baños de éstas, ya que antes usaban un desinfectante barato llamado Creso, que tal vez para otros era un olor desagradable, pero para mi ese olor era la gloria, porque significaba que ya estaba en el cine o a al menos a punto de entrar.
En los buenos tiempos, en La Paz (y luego en Oruro) habiá un montón de salas de dónde escoger la cinta que uno quería ver, estaban los cines clase A, que eran los de estreno, los de clase B, que repetían los filmes que las salas de estreno ya habían dejado pasar, obviamente a un precio más módicos, además de acuerdo a la incomodidad de la sala. y los cines de clase C, o los de barrio, que pasaban funciones dobles a un precio aún más reducido, donde por lo menos las familias numerosas podían asistir, sin que ésto les signifique una sangría económica.
Cada sala ha dejado una huella en mi; en cada una he tenido un lugar favorito para sentarme (y aún lo tengo, en las pocas salas a las que asisto), siempre me asalta el recuerdo de alguna otra película que ví antes en la misma sala, o por el contrario el recuerdo de otra sala viene a mi memoria cuando vuelvo a ver determinada película.
En fin, me alcanzó la fatalidad que el destino le tenía preparada al protagonista de Cinema Paradiso, cuando este es testigo del cierre del cine de su pueblo, pero alcanza a ver en dicha sala una última exhibición hecha con los retazos censurados películas que su amigo el proyeccionista le había guardado. La mayoría de los cortes eran de besos cinemáticos y de algunas escenas "impúdicas" que el cura del pueblo erigido en censor, le había obligado a cortar. Veía todo eso recordando su infancia y juventud y su pasión por el cine.
Por eso recuerdo esa escena en particular, cada vez que se cierra un cine, porque mi corazón llora por cada baja que sufre el séptimo arte, y muy en especial por todas las salas, que alguna vez me acogieron. El cine Murillo, el primero de mi vida, el cine Universo, el primero al que me llevó mi mamá, el cine Tesla, en el que un conocido de mamá me dejaba entrar las veces que quisiera, el cine Scala, el cine Ebro a donde tantas veces me llevara mi padre, el cine Variedades en el que pude ver películas que por diferentes motivos no habría podido ver en otros, el cine Imperio de Oruro, donde tantas y tantas veces asistí a ver películas y a veces quedarme a verlas desde la tarde hasta la medianoche gracias al horario continuo de la sala, el cine Elisa el único en el que estuve presente durante su primera exhibición.
Y así siguió el tiempo su marcha, en La Paz, fueron muriendo poco a poco todos los cines y ahora solo quedan dos de estreno, en Oruro sobrevive a duras penas el Palais Concert, un exquisito teatro algo chico, pero que tiene un interior precioso, con al aspecto clásico de las salas de cine de antes. Pero lo que no esperaba ver en mi última visita a Oruro (hace ya dos años) fue ver el estado en que había quedado el Gran Rex, el cine donde tantas películas había visto, el único en el que pude estar en la sala de proyección y ver una película desde allá, en fin, el mejor cine de Oruro, había cerrado sus puertas, y según me dijeron luego, sólo se usaba como teatro para espectáculos musicales o teatrales de vez en cuando. Hubiera querido tener una foto de este cine en sus mejores tiempo, la brillantez de ese anuncio de neón era algo mágico para mí era la promesa de que iba a pasar un buen rato, comiendo papas fritas o tostado, y admirando historias en una forma en que ningún otro medio las puede lograr. Al Gran Rex y a las demás salas que ya no están, sólo me resta decirles, ¡Gracias por tantos buenos momentos!
Para nadie debería ser una sorpresa la acogida que tiene la cinta, ya que los personajes harto conocidos por fanáticos (y odiadores) por igual, ahora tienen una aventura épica en el cine, Esta historia, que por cierto, no se diferencia en nada de algunos capítulos de Los Simpsons en la TV, comienza como ellos apuntando en una dirección, para luego en un momento inesperado, tomar una o más desviaciones, o más bien dicho giros grandes, que terminan con los personajes en situaciones de las que ni sospechábamos al comienzo.
La película contiene los típicos gags de la serie, mayormente centrados en la torpeza de Homero, o las travesuras de Bart, las desventuras de Lisa, la resignación de Marge y de vez en cuando su renuencia firme a solapar las acciones más avergonzantes o descaradas de su esposo, y como no una bebé Maggie, que poco a poco, y casi sin notarlo uno, observa que ha crecido y ha aprendido que en esta familia es ella quien tiene que velar por ella.
La obsesión de Homero con un cerdito (el mismo que es usado para echarse unas pullas sobre las cintas competidoras de Spider-Man y Harry Potter), provoca que los desperdicios del animal contaminen el lago de Springfield, y llamen la atención del presidente de los EE.UU. y de un empleado suyo Russ Cargill, quien es un empleado de gobierno bastante empeñado en aislar primero y luego en hacer desaparecer a Springfield del mapa, dejando en su lugar un turístico cañón.
Como en muchos de los episodios de la TV, Homero es quien lleva la mayor carga de la película, pero cada miembro de la familia, también tiene la oportunidad de salir a relucir en diferentes momentos en el filme. además casi todo el pueblo de Springfield tiene sus pequeños instantes de brillo en el filme, sin que por ello opaquen a nuestra familia favorita. En particular me hizo reir que ante la destrucción inminente de la ciudad, los feligreses de la iglesia del Reverendo Alegría, se dirijan consternados a la taberna de Moe, y los parroquianos del bar, se dirijan a su vez a la iglesia.
En resumen la cinta trata sobre como Homero crea un desastre de magnitud, y se redime con la ayuda de su familia, salvando la ciudad y a sus habitantes. Mención aparte el personaje de Russ Cargill, el empleado de gobierno, bastante empeñado en cometer un crimen en masa y que sin embargo cree estar haciendo un favor a su país y a su presidente, a quien por cierto se las ingenia para manejarlo del mismo modo que un titiretero a su marioneta.
Al comienzo de la película el mismo Homero nos llama "perdedores" por pagar algo que vemos "gratis" en la TV. Pero presenciar esta cinta en la pantalla grande es un placer que los fanáticos de la serie ya anhelábamos desde hace bastante tiempo. Para finalizar solo quiero agregar que la espera ha valido la pena.
La película en cuestión (Wild Hogs, título original), nos muestra a cuatro tipos que atraviesan la crisis de la edad madura, y tratan de emprender un viaje desde el este de los Estados Unidos, hasta la lejana y alocada California, en un intento desesperado de romper la monotonía y el cuasi-fracaso de sus respectivas vidas. Así tenemos a Doug (Tim Allen) un dentista de los suburbios al que su familia cuida demasiado, y que se desespera por volver a las locuras de su juventud; a Bobby (Martin Lawrence), quien es mangoneado por su esposa regañona y que está resignado a un trabajo nada gratificante; a Woody (John Travolta), a quien su esposa lo ha mandado de paseo, y que por ese problema ha descuidado su trabajo al punto de no quedarle nada, excepto convencer a sus compañeros de hacer un viaje y retomar el espíritu aventurero que alguna vez los caracterizara; y finalmente a Dudley (William H. Macy), un programador de computadoras, con cero habilidades para buscar la media naranja de su vida.
