Sunday, June 20, 2010

Toy Story 3


Cuando me enteré que los genios de PIXAR nos tenían preparada una última entrega de las aventuras de nuestros queridos personajes, Woody, Buzz, y el resto de la pandilla que componen los juguetes favoritos de Andy, me entró un poquitín de miedo. Miedo a que repitan la “fórmula” de una de las dos primeras películas de esta trilogía. Miedo de que ésta sea la primera producción de Pixar en no estar a la altura de sus predecesores…


Pues debo decirles que todos esos temores, eran completamente infundados, y PIXAR lo ha hecho de nuevo, creando, otra vez, valga la redundancia, una obra maestra. Esta vez, los juguetes desesperados por la falta de atención de su dueño confrontan un futuro incierto, al no saber cuál será su destino. Para empeorar las cosas Andy está a punto de abandonar su hogar, para ir a la universidad, y su madre le plantea el hecho de que debe deshacerse de sus queridos juguetes, ya sea guardando unos pocos, almacenarlos en el ático, donándolos, o destinándolos a la basura… Un accidente pasa (como en las anteriores entregas) y los juguetes van a parar a una guardería donde son bienvenidos por otros juguetes, y al parecer han encontrado el paraíso “jugueteril”, pero lastimosamente las cosas no siempre son lo que parecen, y nuevas aventuras y desafíos, deberán ser sorteados por nuestros héroes, antes de encontrar por fin un nuevo lugar en la vida.



Como siempre la realización de esta nueva entrega de PIXAR, destaca por su acabado, que presta atención detallada a los personajes, a sus características forma de moverse, y lo que me sorprende aún más es que han sabido infundir en los rostros de estos personajes totalmente digitales, más emoción y humanidad de las que a veces tratamos de encontrar en rostros como los de Angelina Jolie o Brad Pitt, y hay diferentes secuencias que hacen gala de ese arte de comunicar incluso sentimientos complejos con apenas una mueca o un gesto, o una expresión facial.


Otra cosa que me asombra, y que aunque creo que los peques disfrutarán mucho con esta historia, hay capas subyacentes que solo los adultos (aquellos que a pesar de que ya han dejado atrás su niñez) comprenderán y es el hecho de tener que decir adiós a aquellas partes de nuestras vidas que nos son/fueron tan queridas, y que a pesar de todo tenemos que dejarlas ir porque la vida es cambio y el cambio es inevitable.



Aún más me sorprendió el hecho de que la película también lidia con el tema complejo de la escatología, del hecho de temerle a lo incierto que se cierne sobre el destino de uno, al hecho de tener que escoger entre el abandono/olvido o al inevitable (tarde o temprano) destino final que viene siendo la muerte, y es en la escena en la que nuestros personajes están enfrentado por primera vez lo que parece ser su perdición, la que me ha provocado profundos pensamientos acerca de mi propio destino cuando enfrente al igual que estos personajes mi momento final.



A pesar de que los temas sombríos predominan en esta película, eso no quiere decir que la diversión (léase risas), y la aventura no tienen cabida en la misma. Mención aparte merece el muñeco Ken quien es el que se roba las escenas en las que aparece, ya sea solo o acompañado de Barbie. También Buzz Lightyear se obtiene escenas graciosas, cuando a través de un accidente entra en una modalidad “española”, es decir habla con acento español de España (disculpen la redundancia), y actúa como todo un bailaor de flamenco.



En esta cinta hay villanos, y son juguetes, aunque cuando conocemos el “por qué” de su villanía nos causan más lástima que odio a partir de ese momento. Lee Unkrich es el director que ha tomado la posta de John Lasseter, y nos trae un emotivo y agridulce ¿final? A esta magnífica trilogía, que comenzara su viaje allá en el ahora ya lejano 1995. Después de “El secreto de sus ojos”, ésta es la segunda mejor película que he visto en lo que va del 2010, perdérsela es casi un crimen.




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