Wednesday, August 24, 2011

Blackthorn (2011)

Blackthorn es una película atípica, es un western, pero la historia que nos muestra está lejos del lugar común donde se desarrollan las historias de este género. La dirige el español Mateo Gil quien antes fuera asiduo colaborador del realizador, Alejandro Amenábar, también español, y nos cuenta una historia que se ve casi como la continuación de aquella recordada "Butch Cassidy & The Sundance Kid" de George Roy Hill, cinta que nunca llegó a estrenarse en Bolivia, por que la censura de entonces decidía en base a argumentos -ahora risibles- qué películas podíamos ver o no.


James Blackthon (Sam Shepard), de quien sabemos casi de inmediato que es el nuevo seudónimo con el que Robert Leroy Parker, alias Butch Cassidy, intenta volver a los Estados Unidos para hacerse cargo del sobrino/hijo que acaba de quedar huérfano de madre, pone sus asuntos en orden y emprende el viaje de regreso cuando se le cruza en el camino un hombre, el que al tratar de robarle el caballo, causa que éste se pierda, junto con todo el dinero del protagonista principal de la historia.


El hombre, Eduardo Apodaca (Eduardo Noriega), es un ingeniero español que alega haber robado un generoso botín a una mina de Patiño, y pide a Blackthorn que lo ayude a cambio de parte del mismo. Es así que los destinos de estos dos hombres se entrelazan, hasta el final de la historia en la que ambos tomarán caminos diferentes...


Si bien la cinta es del género Western, la misma pertenece al subgénero llamado Western crepuscular, ya que en las mismas, se alude a la pronta desaparición de este estilo de vida ante el empuje de la modernidad, y el envejecimiento de sus antiguos protagonistas, así como al paulatino abandono de los códigos morales manejados aún por los que actuaban al margen de la ley.


 
La cinta está bellamente filmada en escenarios de Bolivia, entre los que descollan las escenas rodadas en el salar de Uyuni, y cuenta con varias ambientaciones de época que le han quedado bastante bien a la cinta. La música acompaña soberbiamente a la pieza fílmica, lo que contribuye a esa sensación de western, aunque sabemos de sobra que no estamos en los escenarios habituales de estos filmes.


Destaca la actuación magistral de Sam Shepard quien se calza el personaje a la perfección, y a quien acompaña aunque un poquitín rezagado un Eduardo Noriega, que se esforzó en seguir el ritmo marcado por el protagonista principal. Destacan también los demás actores (los que retratan a Butch, Sundance y Etta Place en su juventud), así como a los extras bolivianos que tuvieron un papel en la cinta.


Yo al estar empapado de la mitología que ronda acerca de los legendarios bandoleros, pude distinguir sin dificultad las transiciones entre las escenas actuales del personaje principal y de los flashbacks insertados de cuando en cuando, para dar más contexto a la historia. Y este sería el único "fallo" que le puede notar al filme ya que dichos flashbacks deberían haber sido más notorios con alguna transición diferente, o con una paleta de colores distintos para reflejar los mismos. Pero aparte de este tema me quedo con una cinta que si bien, tal vez no logre entrar en ninguna antología "seria", entrará en mis más gratos recuerdos.

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