Monday, October 12, 2009

Public Enemies


Public Enemies (Enemigos públicos), el último filme de Michael Mann, nos narra de una forma simple las andanzas criminales de John Dillinger, el más audaz ladrón de bancos que plagara a los Estados Unido, en la era de la Depresión.

Dillinger (encarnado por Johnny Depp) es un hombre que se rebela contra todo lo que se interponga entre él y sus anhelos inmediatos, lo que sea que el dinero robado a los bancos le alcance a comprar, es un hombre además que busca hacerse simpático con el público en general, al rehusarse a tomar dinero de los clientes de los bancos asaltados, con los hombres de la ley y de la prensa, con quienes se permite incluso las chanzas y bromas, mismas que son casi ausentes en su trato con sus secuaces, a quienes los tiene bajo su dominio.


Edgar Hoover, el director del FBI, ante las burlas que recoje a causa de hombres como Dillinger, encomienda a un joven agente, Melvin Purvis (Christian Bale), la misión de atrapar a Dillinger, misión en la cual el mismo deberá aguantar varias bajas, antes de pedir refuerzos de hombres más experimentados, pero que salen del molde que Hoover quiere para sus agentes.

De muchos es ya sabida la lógica conclusión de la historia, y de este enfrentamiento entre el hombre de la ley que hace de perseguidor y el forajido, que por ratos parece invencible.
Aunque Mann se tomó la molestia de brindarnos una ambientación preciosa y casi inigualable de época, la peli se torna fallida cuando el director, se toma demasiadas licencias (incluidos algunos anacronismos), y en la escena en que se la debió de haber tomado, según muchos, (la famosa traición de la "dama de rojo"), él escogió apegarse a la verdad.

En la cinta vemos a un Dillinger más "humano" en contraste con versiones un poco más romantizadas, no hay explicaciones acerca de por qué es así, solo nos lo muestran tal como era en esos caóticos tiempos. En la cinta se enamora de una mestiza de padre francés y madre nativa americana, Billie Frechette (interpretada por Marion Cotillard), con quien desarrolla una relación en la que más que amor siente la necesidad de tener a alguien a quien proteger.

En líneas generales, no ha estado mal, pero se nota hacia el final que algo más le ha faltado a este film, para que uno sienta que ha sido testigo de algo importante. Y lo único que a mi me ha tenido cavilando y rumiando después de ver esta cinta, fue que atestigué la forma bastante irregular de combatir al crimen de los agentes de la ley y del FBI, recurriendo varias veces a la tortura franca y simple, aparte de otras prácticas igual de objetables.

Será que las investigaciones del modo en que las conocemos ahora, en esa época estaban en pañales, y la única forma expedita de acercarse a la verdad era a través de la misma violencia como la que empleaban los criminales en sus fechoría. Como colofón a lo dicho anteriormente sólo basta atestiguar la infame celada final , que para mi gusto tuvo todos los visos de una ejecución.


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